Andalucía, un 15,87% por debajo de la media española en gasto por persona en sanidad

El gasto en sanidad por persona en Andalucía pasó de 1.111,12 euros en 2014 a 1.160,65 en 2016, lo que se traduce en un incremento del 4,4% en este período. Con estas cifras, a fecha de 2016, Andalucía permanece por debajo de la media española (un menos 15,87%).

Así lo pone de manifiesto ‘La Sanidad en Cifras 2018’, un informe bianual que muestra los principales indicadores que describen el funcionamiento y resultados del sistema sanitario. Este trabajo, que cumple tres ediciones, ha sido elaborado por la Fundación Gaspar Casal para el Círculo de la Sanidad, y ha sido presentado este miércoles en el salón de actos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.

El libro incluye información relativa a la inversión, las listas de espera, la evolución demográfica, la morbilidad, la mortalidad, la caracterización sociodemográfica y de bienestar de la población, los estilos de vida y los determinantes biológicos y sociales, entre otros apartados. Asimismo, contiene información específica por comunidades autónomas, algo especialmente relevante si se tiene en cuenta que la sanidad es una competencia transferida en una parte importante a las autonomías.

Durante el acto de presentación, el presidente del Círculo de la Sanidad, Ángel Puente, ha mostrado la gratitud de todos los miembros de la entidad a la Fundación Gaspar Casal por el “gran trabajo llevado a cabo”, subrayando sobre todo la labor del director de dicha fundación, Juan del Llano, y de la coordinadora del libro, Alicia Coduras. Asimismo, ha dado las gracias al Ministerio de Sanidad por ceder su salón de actos para la presentación de la obra.

Puente ha explicado que “como ya venían poniendo de manifiesto las dos ediciones anteriores de ‘La Sanidad en Cifras’, el sistema ha podido aguantar la enorme presión al que ha sido sometido como consecuencia de la crisis económica. Esta resistencia, que sí que ha supuesto superar un verdadero test de estrés, demuestra que el sistema español es uno de los mejores del mundo, gracias, sobre todo, a los cientos de miles de profesionales sanitarios”.

Eso sí, ha destacado la necesidad de afrontar cuanto antes los desafíos presentes y futuros del SNS, que pasan indudablemente por los cambios demográficos que está viviendo España. “El envejecimiento progresivo de la población, y con él, el aumento de los pacientes con enfermedades crónicas, van a producir un aumento de la demanda asistencial. Esto hace que muchos procesos que hoy se siguen vayan a tener que cambiar para poder seguir dando respuesta a las necesidades de los ciudadanos”, ha remachado.

Durante el acto, ha intervenido también el asesor internacional en salud y exconsejero de Sanidad del Gobierno vasco, Rafael Bengoa, quien ha centrado la atención en la necesidad de alcanzar un pacto de Estado en materia de sanidad y ha recordado los trabajos que se han llevado a cabo para conseguirlo en la Comisión de Sanidad del Parlamento. En este sentido, ha hecho un llamamiento para que en la próxima legislatura se retome el trabajo a partir de lo que ya se ha avanzado.

Mientras, los profesores Juan del Llano y Alicia Coduras han sido los responsables de realizar la presentación de ‘La Sanidad en Cifras 2018’. Ambos han puesto de manifiesto que los indicadores no varían de forma “abrupta” en un período de cuatro o de cinco años. La mayoría de cambios entran dentro de lo razonable, aunque se deben seguir de cerca para ir analizando su evolución.

EVOLUCIÓN DEL GASTO

Entre los contenidos del informe, se encuentra la evolución del gasto sanitario, que en 2016, el último año del que se disponen cifras oficiales, fue de 101.721 millones de euros, de los cuales, el 71,2% correspondió al sector público, y la parte restante, al privado. Este nivel de gasto global se traduce en un ascenso del 6,21% entre los años 2012 y 2016. En relación al PIB, el gasto sanitario fue del 9,1% en 2016, dos décimas menos que el ejercicio anterior.

El Círculo de la Sanidad ha incidido en múltiples ocasiones en la necesidad de realizar una inversión suficiente en materia de salud, algo que también debe ir acompañado de medidas de racionalización, examinando procesos para aplicar en cada momento la fórmula más eficaz y eficiente, con el fin de aprovechar al máximo los recursos disponibles.

En este punto, es esencial reforzar la colaboración público-privada, garantizando siempre una atención universal, gratuita y de calidad. En ocasiones, derivar una determinada prueba u operación a un centro privado o concertado resulta más económico para el sistema que abordarlo en grandes infraestructuras hospitalarias. Además, no se puede desdeñar el peso que la sanidad privada tiene en España, responsable actualmente de casi un tercio de todas las prestaciones.

AUMENTO DE LA DEMANDA ASISTENCIAL

Por otro lado, el informe aborda las causas que han ocasionado un aumento de la demanda asistencial, entre los que se encuentra, principalmente, el envejecimiento de la población. Así, entre 2012 y 2016 la población mayor de 65 años se incrementó un 7%. Pero más allá del aumento de las personas mayores, en los cuatro años analizados se ha producido una disminución del porcentaje de población con una percepción positiva de su estado de salud (menos 1,6%).

En el apartado de listas de esperas, se ha registrado un incremento en líneas generales en intervenciones quirúrgicas no urgentes y en consultas de atención especializada, aunque se ha registrado una mejora en los tiempos referidos a intervenciones urgentes. Para acabar con esta situación “crónica” del sistema, el informe subraya la relevancia de la propuesta del sector privado para poner en práctica un plan de contingencia que pueda erradicar el problema.

En el capítulo de los indicadores que resumen la situación de los recursos, a nivel nacional, entre 2012 y 2016, han aumentado las partidas destinadas a atención especializada, mientras se han contenido las destinadas a atención primaria. Mientras, las camas hospitalarias por cada 1000 habitantes se mantienen en 2,97 entre 2014 y 2016, pero han descendido un 1,98% desde el año 2012, y los quirófanos en funcionamiento han aumentado entre los años 2012 y 2016 un 3,68%.

Los equipos de TAC en funcionamiento, RMN y hemodiálisis en funcionamiento por cada 10.0000 habitantes aumentan de forma discreta salvo en el caso de la RMN que supera el 10%. En cambio, los equipos de hemodinámica en funcionamiento por cada 100.000 habitantes sufren una ligera disminución cuando, en el mismo período se registra un ligero aumento de su uso a nivel estatal.

Por otra parte, un aspecto positivo que destaca el informe es que la tasa de infección hospitalaria disminuyó en promedio un 8,53% entre los años 2012 y 2016 y la tasa de mortalidad intrahospitalaria tras intervención quirúrgica por cada 100 altas quirúrgicas disminuyó un 2,47%.

En cambio, sobresale como aspecto negativo en lo que a consumo de medicamentos se refiere que las dosis diarias por 1000 habitantes y día de antibióticos, antidepresivos y de sustancias hipnóticas han seguido aumentando, especialmente de antidepresivos. Se puede asociar dicho incremento al envejecimiento de la población y a los estilos de vida actuales, en que el estrés juega un papel relevante en todos los segmentos de edad.

RECOMENDACIONES

Ante este escenario, y con el fin de seguir mejorando el sistema sanitario, ‘La Sanidad en Cifras 2018’ plantea fomentar políticas de salud pública de reducción de riesgos ambientales, laborales, escolares, viales, nutricionales, de hábitos personales, etc.; reforzar la Atención Primaria; reorganizar los servicios especializados, y realizar evaluaciones por comparación tanto de proceso como de resultados en los niveles de atención primaria y especializada entre los servicios regionales de salud.

Pese a las dificultades existentes y los retos que el SNS tiene por delante, la satisfacción general con el funcionamiento de la sanidad sigue obteniendo puntuaciones moderadamente altas y ha permanecido estable entre los años 2012 y 2017, con un aumento promedio de la nota del 1,67% entre ambos años que, si bien, no es estadísticamente significativo, es positivo.