"Masacre" de nidos de cigüeñas en Gibraleón

Quien publica aquí estos cuatro párrafos cada mañana reconoce, como punto de partida, que no está convenientemente informado sobre la legislación vigente que protege a las cigüeñas, pero la lógica me invita a pensar que, al margen de las leyes de los hombres y por un simple respeto a las de la madre Naturaleza, en temporada de puesta y cuidado de los huevos nadie debería atentar contra sus nidos, y lo que hoy me empuja a escribir este postigo es la constatación de que en los últimos días varias de esas construcciones, forjadas con ramas secas, desechos y mucha paciencia, que coronaban un par de torres y una espadaña de templos de Gibraleón, han sido masacrados.

Y sirvan estas líneas sólo como expresión de mi preocupación, puesto que no sé qué destino se les dio a los nidos retirados en estos días, con total premeditación y la alevosía de una gigantesca grúa amarilla, y no suelo aplicar ese dicho tan común del "piensa mal y acertarás" porque prefiero pensar en positivo, y conceder siempre el beneficio de la duda cuando lo exigen las circunstancias, desde que entré en este último mi tramo de mi vida, y procuro ver siempre el vaso medio lleno, aunque sólo sea por hacerle frente a ese batallón de "mala gente que camina y va apestado la tierra", como en el verso de Machado, o que va pintando de negro todo lo que encuentra a su paso…

Pero mientras las cigüeñas siguen en las alturas preguntándose qué habrá sido de sus nidos, yo sigo a ras de tierra con los últimos preparativos de mi próxima exposición en Madrid (*) y los 'Encuentros en La Belleza' de Aroche, (**) sin dejar de lado los del tercer proyecto concebido para un edificio tan amenazado de ruina como nuestra sede, 'Las puertas del cielo'(***) , que incluirá un mosaico creado con medio centenar de portadas del LP 'Indicios', de Carlos Berlanga, intervenidas por Rafael Doctor y por este postiguero, que se van a poner a la venta y dedicar todos los beneficios a la protectora local Huella Animal Gibraleón, para que haya algo más de justicia en este perro mundo, incluso sin indicio alguno de arrepentimiento...

Todas estas portadas, que dormían en una estantería de mi taller desde que hace ya varios años quedaron inutilizadas por la industria musical, pero salvadas por azar de ser recicladas, van a servir ahora para una causa justa. Y aquel par de jirafas que vagaban por la sabana en la portada de mi disco favorito de Carlos, que pergeñé con él en 1993, a partir del 'Wave' de Antonio Carlos Jobim, van a salir de su letargo de tres décadas para volver a galopar los parajes imaginarios de todos aquellos que deseen apostar por la vida, y ayudar a los animales maltratados a pie de tierra, ahora que a muchas cigüeñas que ya se habían aposentado en Gibraleón les han robado su hogar y su descendencia.