En las playas de Huelva anidan dos especies de aves que llevan miles de años enriqueciendo la biodiversidad de nuestro litoral. Se trata del charrancito común y el chorlitejo patinegro, dos especies amenazadas por el carácter turístico de zonas como la Flecha del Rompido, uno de los focos de cría más prolíficos de ambas especies.

AHUNA (Asociación Huelva Naturaleza y Aves), es una entidad que vela por la protección y el mantenimiento de estas dos especies. Su fundadora, Laura Mira, no es bióloga ni ambientóloga, pero lleva desde 2020 volcada con este proyecto en el que cumple un importante papel de educadora y divulgadora, junto a un equipo de voluntarios del campo de la biología y el medio ambiente.

El charrancito común y el chorlitejo patinegro, en seria amenaza
Todo comenzó cuando, después del confinamiento, este grupo de activistas se dió cuenta de la existencia de cientos de huevos de ave anidando la parte de la Canaleta de Punta Umbría. Esos huevos pertenecían a dos singulares especies ovíparas que, de hecho, están en seria amenaza: el charrancito común en “estado vulnerable”, y el chorlitejo patinegro, que está declarado en peligro de extinción en España.

AHUNA apunta al turismo de playa de hace 40 años como uno de los motivos por los que estas colonias se han visto mermadas en el sur de la península, “una zona de España con una biodiversidad muy grande”, apuntilla Mira.

Con su proyecto Nidos en la arena, la asociación protege de posibles amenzas a los nidos de estas dos colonias de aves que ponen sus huevos hacia primavera en la canaleta de la flecha del Rompido y en una pequeña isla junto a la flecha. Para extremar la precaución, también han cerrado varios recintos que impiden el paso a personas y animales que pudieran dañar los huevos. Y, luego, “la asociación hace censo cada 15 días para ver cómo se desarrolla la colonia”.
Anillamiento científico y censo
El 15 de julio la asociación emprendió una jornada apasionante: el reto de anillar a cientos de pollitos recién nacidos con la ayuda de voluntarios que cruzaron el río en kayaks y tablas de pádel hasta “una islita que se ha creado al final de la flecha”. Allí están unas 100 parejas de charrancitos criando y poniendo huevos, así como pollitos saliendo del cascarón.

Juan José, natural de Punta Umbría, fue uno de los voluntarios que participaron. Siguiendo un protocolo y con la ayuda de Estela, anilladora científica, él y una treintena de voluntarios anillaron a las crías con un código que luego servirá para hacer un seguimiento migratorio de estas aves, que a partir de agosto volarán hasta las costas de Senegal.

Cómo podemos contribuir
Los huevos de estas especies son difíciles de apreciar en la arena “casi no se ven”, explica Laura Mira. Por lo que las personas usuarias de la playa deberíamos evitar transitar por medio de las dunas o no caminar cruzando por el medio de la flecha del Rompido, sino caminar siempre por la orilla.
Igualmente, Mira puntualiza que otra de las grandes amenazas son las colonias de gatos “uno de los mayores depredadores” que amenazan ambas especies.

Y un papel importantísimo en la conservación de estas aves es educar y sensibilizar sobre la problemática. La asociación imparte charlas en los institutos del litoral para enseñar la importancia de la biodiversidad de las playas de Huelva y la protección de los ecosistemas de estos animales, para que después de sus migraciones al continente africano, puedan volver a una “casa” que también es suya.
