Lepe ha vivido este miércoles 7 de agosto uno de sus momentos más esperados. Tan intenso como efímero. La Virgen de la Bella, la Madre de todos los leperos, ha sido trasladada desde su camarín hasta el altar mayor, donde presidirá los próximos actos y cultos con motivo de sus fiestas patronales.
Como es tradicional, en la parroquia Santo Domingo de Guzmán no ha cabido un alfiler. Se han visto caras de emoción, de llanto, de devoción. Y cada vez gente más joven a los pies de la Señora.
En medio de un mar de corazones y de un sinfín de vivas y piropos, la Virgen ha vuelto a ver, y seguro que sentir, el inmenso cariño que su pueblo le profesa.
Canalcosta TV, por cierto, ha sido los ojos y el corazón de quienes no han podido estar en la iglesia en ese momento.
Han sido minutos en los que Lepe ha alcanzado la gloria con sus manos.