Confiterías Rufino: 150 años de excelencia

La Confitería Rufino, situada en la calle Constitución 3 de la localidad onubense de Aracena, cuenta con más de un siglo de historia a sus espaldas. Para Pilar Rodríguez, hija de la segunda dinastía de dueños de Rufino, las claves han sido aportar un sabor único y auténtico a cada cliente y conservar intacta la marca. 

Trayectoria histórica

Rafael Rufino Santos, un reputado pastelero que se instaló en Aracena en el año 1875, fundó una confitería con el objetivo de convertir la visita al pueblo de la serranía onubense en toda una experiencia gastronómica. Así, la primera ubicación para establecer su local sería en la calle Badía, 9 —actual calle Barberos—. Décadas más tarde, en torno a los años 40 del siglo XX, el local se traspasaría a la calle donde aún continúa su sede, la calle Constitución. 

Cuando Rafael fallece, son su viuda y su hijo —Dª María Francisca Rufino y Rafael Rufino Rufino— los que mantienen viva la confitería. Una vez que el último miembro de la dinastía y nieto del fundador, D. Rafael Rufino Hermoso, se jubila, la confitería cambia de manos. Lejos de perder su esencia, la familia formada por José Luis Rodríguez Rufino y Gertrudis Romero Moya, dueños de Rufino a partir del año 1974, ha preservado intacto el corazón de una de las confiterías con más trayectoria de Andalucía. 

Actualmente, el negocio está regentado por cinco hermanos. Los cinco hijos de José Luis y Gertrudis trabajan cada a día para ofrecer un producto de calidad a sus clientes. Como era de esperar, serán los hijos e hijas de estos los que seguirán al frente del negocio. 

Yemas de Confiterías Rufino

Seguir consejos: el secreto de Rufino

Pilar Rodríguez, una de las actuales dueñas de Rufino e hija de la segunda dinastía, cuenta que la clave ha estado en acatar las indicaciones de los que pusieron en marcha tan ambicioso proyecto: "Mi padre mantiene el nombre de la Confitería Rufino, conserva la misma línea artesana, con productos naturales y elaboraciones lentas, acatando los consejos de la dinastía anterior".

Asimismo, es el propio Rafael Rufino —ya jubilado— el que pasaba día tras día por el obrador como maestro, asesor y colaborador. "Para asegurarse de que todo continuaba desarrollándose en la misma línea, Rufino pasaba las horas en la confitería. El trabajo en equipo fue el ingrediente principal para que la producción continuase sin perder ni un ápice de calidad en sus elaboraciones". 

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Pestiños de Confitería Rufino

Tarta Real, Dulces de Membrillo o chocolate: joyas de la corona de Rufino

Rufino cuenta con la elaboración de casi treinta tipos de pasteles. Además de pastelería, la variedad de tartas, chocolates, magdalenas y bizcochos de soletilla convierte la confitería en un lugar para todos los gustos y públicos. Durante la Semana Santa, los dulces más demandados son El Piñonate, Torrijas, roscos, pestiños, aunque la especialidad es el Buñuelo de Viento. En Navidad, los mazapanes y turrones de Rufino son algunos de los más famosos de toda la provincia onubense. 

Turrón de chocolate de Confitería Rufino
Turrón de chocolate de Confitería Rufino

Otros de los más solicitados por la clientela son el Dulce de Membrillo (el más demandado durante el otoño) o los helados. Entre las tartas, la más antigua y seña de identidad es la Tarta Real, elaborada con almendras y yemas de huevo.

Las épocas del año determinan la producción de algunas de las variedades. En Semana Santa, el dulce tradicional de Confitería Rufino, que tan sólo se hace el Jueves Santo, aunque ya la clientela comienza a demandarlos desde el Domingo de Ramos, es el Buñuelo de Viento. Se trata de una masa de huevos y harina, frita y luego enmelada, quedando hueco y suave por dentro. 

Llegado el verano, el mayor protagonismo se le otorga a los helados. "Con productos naturales (fresa, limón, canela, chocolate) se consigue la cremosidad y sabor intenso del producto. En caso de no contar con materia prima natural, no elaboramos el producto basado en esa materia prima. Por ejemplo en el verano del 2015 nos quedamos sin fresas naturales y libres de añadidos químicos, por lo que no tuvimos helado de fresa hasta julio de 2016 con la nueva campaña".

Según Pilar, el perfil de cliente de Confitería Rufino busca "lo natural y auténtico". A través de una producción lenta y cuidadosa, un saber hacer y un sabor inconfundible, Rufino ha logrado convertirse en todo un referente del dulce con 150 años de historia a sus espaldas.