José Manuel Cantó (Doctor en Geología): "La Fiscalía debería intervenir por las ilegalidades de Fertiberia con los fosfoyesos"

El doctor en Geología José Manuel Cantó fue responsable, como director técnico de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) de la Junta en Huelva, del Plan Corrector de Vertidos al Litoral de las industrias del Polo Químico a comienzos de los años 90. Experto en minería, geotecnia, hidrogeología y contaminación industrial,  posee un amplio currículum que le lleva a estar considerado como uno de los mejores conocedores de la realidad medioambiental de Huelva. La de antes y la de ahora.

¿Qué solución tiene el problema que plantean los fosfoyesos?

No existe una solución única, puesto que el problema de los fosfoyesos es muy complejo, dado que se han mezclado –ilegalmente- con otros residuos peligrosos, lo que por ley los convierte también a ellos en lo mismo. Pero es un hecho que existen empresas que han solicitado el aprovechamiento de los fosfoyesos, incluyendo las zonas contaminadas con otros residuos, y ni se les contesta. Parece que la influencia del poder de Fertiberia mandara sobre todas las Administraciones que pueden y deben tomar decisiones en ese sentido.

La cantidad de fosfoyesos existentes es en el orden de unos 80 a 90 millones de toneladas (cada tonelada producida de ácido fosfórico genera cinco toneladas de fosfoyeso).

Foret ha estado vertiendo a la ría del Odiel su producción de medio millón de toneladas/año directamente al agua mediante tres difusores existentes frente a su pantalán desde su constitución hasta 1997, en que se incorporó al circuito cerrado de la zona 2, al que Fertiberia contribuía con dos millones y medio de toneladas anuales.

Hay que aportar soluciones concretas a cada situación y a cada zona de las balsas, en función de la calidad original del fosfoyeso o de que se encuentre mezclado con otros residuos – muy concretos y muy peligrosos- concretamente los denominados ácidos débiles o arsenicales, consecuencia de una actuación muy concreta del Plan Corrector y de los que Fertiberia generaba 225.000 metros cúbicos año, que se encuentran distribuidos entre las Balsas o Zonas 3 y 4 (Marismas del Rincón y de Mendaña).

La solución que aporta más posibilidades de actuación real y efectiva es la presentada por una empresa denominada Captura CO2, que ha evidenciado su técnica como perfectamente factible y económicamente rentable, lo que generaría una importante actividad laboral y con el compromiso contraído por ellos de dejar restaurada la marisma. Este proyecto se presentó en Marzo de 2017 en la Casa Colón, con la asistencia incluida de un Premio Nobel en este campo, en presencia del alcalde de Huelva y donde el propio Grupo de Expertos del Ayuntamiento, por palabras expresas de su coordinador, el catedrático de la UHU Dr. José Borrego, lo asumieron como una auténtica e importante solución a gran parte del problema que representan esas balsas. Lo increíble y extraño es que al día de hoy esa empresa no tenga ninguna contestación a su propuesta de actuación por parte de la Administración – habiéndolo solicitado hace más de dos años, y que parezca que Fertiberia prefiere no darle cancha a este proyecto cuando precisamente la exoneraría de su responsabilidad sobre la zona que se aplique.

Por otra parte, el citado Grupo de Expertos advierte de un riesgo de solifluxión muy importante en la Zona 2 (la montaña de 30 metros), habiendo demostrado que el subsuelo se está deformando progresivamente y que ya se han desplazado cuatro millones y medio de los materiales de su base mediante un fenómeno de diapirismo que conforma una situación de riesgo geotécnico inaceptable si se dejan esos materiales donde están, pero peor aún si se les añade tierra para taparlos, añadiendo más peso a una carga litostática que ya ha superado con creces la capacidad portante del terreno que la sustenta. Exactamente lo mismo que dio lugar a la rotura de la Balsa de Aznalcollar.

Las balsas de fosfoyesos en Huelva no son equiparables a ningunas otras en el mundo, tal como pretenden presentarnos. Están sobre una marisma inestable geotécnica y tectónicamente, que no se ha impermeabilizado ni aislado hidrológicamente de forma previa y se han mezclado con millones de toneladas de otros residuos peligrosos. Pretender simplemente taparlos con una ligera capa de tierra, conociendo todos los problemas existentes es una completa irresponsabilidad que condenaría el futuro de Huelva como ciudad

Resumo: el problema que representan los fosfoyesos tiene soluciones, que implican retirarlos de donde están mediante su aprovechamiento, pero tanto las Administraciones como la propia Fertiberia parecen empeñadas en que esto no suceda. Los ciudadanos debemos preguntarles porqué, ya que además se generaría una auténtica industria de la descontaminación con la generación de una importante actividad laboral a lo largo de décadas, algo que extrañamente a ciertos sindicatos entre los que UGT es líder de esa opinión, parece no interesarles, tal vez porque el dinero que reciben del señor Villar Mir –algo fehacientemente comprobado- les obliga a defender los criterios e intereses de Fertiberia y no el de los trabajadores.

 Usted ha alertado en algún medio de la existencia de fosfoyesos negros…

Pues sí, pero no es algo que sea mi función ni obligación como ciudadano ni como organización, puesto que su existencia está indicada por TRAGSA en 2010, advirtiendo desde entonces unas dosis radiológicas mucho más altas que los fosfoyesos convencionales, lo que obligó a Fertiberia a encargar a una empresa LAINSA y a otra del grupo, GDES, catalogadas ambas como Unidades Técnicas de Protección Radiológica, su estudio y caracterización, algo que en mi opinión se ha hecho solo muy parcialmente puesto que no se han investigado zonas cubiertas por las aguas de proceso en 2012 en la Zona 3, lo mismo que tampoco se han evaluado en la Zona 4, donde también existen con total seguridad dadas la causa de su origen, que no es otra que la reacción química producida entre los fosfoyesos convencionales y los ácidos arsenicales con los que se ha mezclado entre los años 1988 y 1997, lo que ha hecho que esas balsas se hayan transformado en un gigantesco reactor químico.

De la existencia de estos fosfoyesos negros y sus características se ha hecho eco también en 2017 el Dr. De la Rosa, catedrático de Geoquímica de la UHU, junto a otro miembro del Centro de Investigación en Química Sostenible de la UHU, advirtiendo que según la Instrucción IS-33 del Consejo de Seguridad Nuclear, Fertiberia debería realizar reevaluaciones de la exposición en estas zonas cada cinco años, algo que también ha incumplido flagrantemente.

Asimismo, en una reciente publicación mediática en diciembre de 2018 se vuelven a citar los fosfoyesos negros y se advierte en ella que Fertiberia admite toxicidad y efectos cancerígenos en los residuos apilados en las balsas mediante el análisis de riesgos para la salud humana y los ecosistemas de las zonas 2, 3 y 5 que realiza Eptisa Servicios de Ingeniería S.L., empresa contratada por Fertiberia, quien identifica que los niveles medios de mercurio concentrado en los fosfoyesos superan cuatro veces los valores genéricos de referencia y el arsénico supera igualmente un 10,8% los parámetros permitidos, expresando literalmente que el riesgo sería inadmisible para residentes en las infraviviendas cercanas o trabajadores que deban permanecer en ese espacio con frecuencia.

Tal vez sea por eso por lo que también esta empresa recomienda no permitir el uso público del emplazamiento al menos durante los 30 años establecidos para el periodo de post-clausura, consistente en tapar con tierra y alguna capa plástica.

Medidas y sugerencias realmente llamativas si todos los residuos depositados fueran “mano de santo” como pretenden presentarnos los portavoces de Fertiberia

Es un hecho completamente real lo indicado por LAINSA en su informe, y es que existen zonas con fosfoyesos negros en las que se supera hasta en seis veces el nivel de referencia que ha establecido el Consejo de Seguridad Nuclear, que a su vez y por su parte ha determinado unos condicionantes muy explícitos a Fertiberia, indicando que esas zonas deben estar perfectamente señalizadas con pictogramas que indiquen su nivel de riesgo radiológico y con expresa indicación de que se impida de forma indudable el acceso físico de personas…..y animales, algo que Fertiberia está incumpliendo de forma ostensiblemente irresponsable, como suele ser costumbre de ella, ya que sus ilegalidades en lo concerniente a los fosfoyesos son muchas, variadas y evidentes, que es precisamente por lo que yo solicito la intervención inmediata de la Fiscalía de Huelva, sin esperar mi reto al Gerente de la AIQBE, puesto que soy plenamente consciente de que no se atreverá a recoger el guante que le he lanzado, pero como la situación que he constatado es sumamente preocupante, me permito hacer desde aquí esta llamada pública al Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial para que nos convoque a declarar, tanto a mi como al Gerente de la AIQBE y a los responsables de Fertiberia. Estoy seguro que la sorpresa del Fiscal será mayúscula y más que probablemente decida actuar como acusación pública en un procedimiento penal contra Fertiberia por atentado contra la salud pública y por gestión ilegal de residuos.

Ahí queda y veremos si nuestra Fiscalía sabe defender a los ciudadanos que representa, ejerciendo sus funciones.

 El gerente de la AIQBE, Rafael Romero, cuestiona algunas de sus informaciones…

Esa persona representa y percibe su salario de un Lobby de empresas con gran poder económico y con influencia política y sindical más que notoria. Su función exclusiva es defender los intereses de las mismas, al margen de que estos puedan ser contrarios a los intereses o conveniencia de los ciudadanos de Huelva y su entorno. Desafortunadamente estos intereses suelen ser no confluyentes, y por eso su labor principal es la de confundir mediante tergiversaciones y engaños sobre la situación real cuando esta se evidencia, en lugar de ayudar a debatir sobre posibles acciones que puedan solucionar los problemas de forma distinta a los exclusivos intereses de algunas de sus empresas.

El problema de este gerente, en mi caso, es que sus infames mentiras chocan frontalmente conmigo y no le son válidas por varias razones, entre otras la fundamental de que yo he sido el interlocutor directo de la Administración Ambiental con todas las empresas del Polo Químico para la aplicación del denominado Plan Corrector de Vertidos al Litoral y responsable directo de todas las medidas aplicadas y por aplicar, por lo que conozco más que bien los problemas existentes, lo mismo que me he preocupado por alcanzar (no siempre con éxito) las soluciones de todos y cada uno de ellos. Desde fuera de la Administración sigo luchando contra la injusticia e ilegalidades que desde muchas de las instancias que cito pretenden permitir.

La confrontación entre ambos deviene de que el miente y engaña de forma sistemática sobre asuntos de mucha importancia y que afectan a la salud de las personas y a las condiciones ambientales del entorno de Huelva, algo ante lo que me rebelo instintivamente porque me asquean esas actitudes de embaucador interesado. Un ejemplo de ello fue el curso de verano en la UNIA 2018 sobre las balsas de fosfoyesos, organizado por el Dr. Rafael Pérez de la UHU, al que asistí como alumno curioso y en el que el Gerente de la AIQBE participó con una ponencia que me indignó a niveles de tener que acusarle públicamente de ser un completo embustero.

 ¿Ha mejorado la situación de Huelva en relación a la contaminación industrial en los últimos años?

Por supuesto que sí, y mucho. Sería estúpido no reconocerlo, gracias a la suma de esfuerzos de administraciones, empresas… Y al empuje de la sociedad civil, pero no es menos cierto que algunas de las empresas abusan de su contubernio con la Administración Ambiental, que en mi opinión –diciéndolo alto y claro- incurre muchas veces en una auténtica prevaricación llegando a ser connivente en la materialización de un delito ya condenado en la instancia penal. Y cuando digo algo de este calibre es porque estoy en condiciones de demostrarlo.

Lo penoso es que la solución efectiva de algunos de los problemas haya tenido que pasar por las gestiones externas de los ciudadanos, enfrentándose a la AIQBE, a los sindicatos y a los políticos. Me remito, por ejemplo, a los vertidos de los denominados ”ácidos fuertes” de TIOXIDE al Golfo de Cádiz mediante los barcos Nerva y Niebla, gracias a valientes acciones de miembros de la Coordinadora Ecologista de Huelva, así como de Greenpeace, amarrándose a alguno de ellos y consiguiendo que la empresa finalmente hallara una solución a ese brutal vertido que, final y afortunadamente, fue prohibido a principio de los años 90. Otro ejemplo lo encarno yo mismo, que por razones muy concretas del ejercicio inadecuado de intervención política sobre los responsables de la Administración, me intentaron obligar a que prevaricara permitiendo que se mantuvieran las acciones ilegales de Atlantic Copper mediante el transporte de 50.000 toneladas de uno de sus residuos “ácidos débiles” (si, el mismo que Fertiberia también producía y ha vertido sobre las balsas de fosfoyesos ilegalmente) a la mina de Riotinto. Por ello hube de personarme en la Fiscalía de Huelva en 1994, y denunciar esos hechos e imposiciones ante ella, lo que dio lugar a que se personara como acusación pública y finalmente se condenara en instancia penal firme tanto al Director General de Operaciones de Atlantic Copper Juzgado de lo Penal nº 2 en sentencia 569/98 , Diciembre de 1998, como al Presidente de Minas de Riotinto S.A.L. y a Atlantic Copper, sentencia firme nº 64/10 del Juzgado de lo Penal nº 2 de Huelva de fecha tres de Febrero de 2010. Conclusión de esa gestión ilegal condenada y mantenida varios años más por la connivencia de la Consejería de Medio Ambiente, esa empresa obtuvo un beneficio fraudulento de 50 millones de euros, de los que me permito suponer que alguno sería desviado para una financiación ilegal de quien apoyaba esa situación y pretendía empujarme a mí a mantenerla.

Tampoco Fertiberia es ajena a haber sido condenada penalmente a través de la figura de su director en Huelva y otro técnico por delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, sentencia número 195/2002 el 10 de julio de 2002 del Juzgado de lo Penal nº 3 de Huelva. Todas ellas a instancias y denuncias personificadas de ciudadanos, nunca de las instituciones responsables.

Otro de los residuos peligrosos transportados y enterrados ilegalmente por Atlantic Copper en las escombreras de la mina de Riotinto frente a La Dehesa –los polvos Cotrell de sus electrofiltros- han tenido que ser retirados recientemente en razón a la puesta en evidencia de su existencia por Mesa de la Ría personada en la reciente AAU para la nueva puesta en marcha de la mina.

Concluyo diciendo que muchas de las empresas del Polo Químico actúan cumpliendo la legislación tal cuál es su obligación, pero otras la incumplen con sistematicidad, y de forma muy concreta las ubicadas en la Punta del Sebo, que son las realmente dañinas para Huelva. El problema es que están englobadas corporativamente en una organización llamada AIQBE y cuando existe una manzana podrida entre otras sanas, el riesgo de que se contagien es evidente.

 ¿Es consciente la población de Huelva del problema medioambiental que supone el Polo Químico?

Los onubenses tienen una idea muy global de que existe un problema de contaminación general vinculada a las industrias del Polo Químico, pero carecen de conocimientos concretos sobre la realidad de los mismos, gracias a los efectos de la denominada “contaminación social” que intencionadamente provoca la AIQBE, algunos sindicatos y algún partido político, y que no es otra cosa que un disimulo de la realidad mediante tergiversaciones y manipulaciones de la misma. A todos ellos no les interesa otra cosa que el manejo de la sociedad manteniéndola en una nebulosa de dudas y contrainformaciones falsas para su fin principal, que en unos es el dinero y en otro los votos.

En Huelva hay que saber distinguir dos zonas muy diferenciadas del Polo Químico: la ubicada en la Avenida Francisco Montenegro, Punta del Sebo, y la del Puerto Exterior, en el término de Palos de la Frontera. Es la primera la que ha creado los auténticos problemas ambientales de Huelva, tanto por sus residuos como por sus emisiones a la atmósfera y al estuario con sus vertidos directos tanto al Tinto como al Odiel, algo que llegó a exterminar por completo la vida en el mismo y, lo que es peor, a crear una situación de contaminación en los lodos de su fondo que se ha traducido en una situación de toxicidad crónica por metales pesados (se ha identificado ese hecho gravísimo por los metales Cobre, Cadmio y Plomo) en la fauna piscícola que vuelve a repoblar el Estuario al mejorar la calidad de las aguas por efectos del Plan Corrector de Vertidos. No son opiniones ni suposiciones, sino que está reflejado en informes internos pagados por la propia Administración Ambiental, que se mantienen ocultos.

Los denominados “Acuerdos del 91”, propiciados y firmados por Sindicatos, Patronal, Partidos políticos y Empresas, tenían precisamente la finalidad de solucionar con el tiempo la ubicación de esas industrias, desapareciendo al cumplirse sus ciclos vitales, con el fin de permitir el desarrollo urbanístico, cultural y económico que esas instalaciones fabriles le han negado a Huelva en un área con posibilidades de un gran avance social. El problema más grave es que todo lo que firman después lo incumplen, como así ha quedado sobradamente demostrado, lo que obliga a que sean los movimientos ciudadanos los que tengan que actuar para que los políticos dejen de servir al poder económico que representan esas empresas y sirvan al que realmente se deben, que son los ciudadanos.

Aseguran algunos que la Punta del Sebo alberga montones de chatarras de empresas del Polo cerradas

Las industrias de la Avenida Francisco Montenegro, que son las primeras que se instalaron, son también las que han ido cumpliendo sus ciclos vitales acorde con los principios que las iniciaron y respecto a las que el tiempo se ha encargado de demostrar que su rentabilidad estaba basada en el incumplimiento de los principios legales más básicos, del respeto al Medio Ambiente, y por ende a la ciudad de Huelva, su sufridora directa.

Tanto Fertiberia como Foret y Rhone Poulenc tenían cimentado su funcionamiento y su rentabilidad en los vertidos ilegales, tanto a las ría del Odiel como a las marismas del Tinto. Por ende, Foret ha realizado su particular gestión ilegal de residuos enviando los ácidos arsenicales de su planta de ácido sulfúrico en el Puerto exterior, a las escombreras de la Mina de Aznalcollar mediante la humectación (riego) de las cenizas de piritas que devolvían a la mina, arguyendo que el residuo era de ella exclusiva propiedad de la mina que le suministraba la pirita, puesto que Foret solo compraba el azufre de la pirita. A ese nivel de majadería, impropia de una empresa seria, han llegado las que estaban, y aún subsisten, en la Punta del Sebo, y que por eso mismo han tenido que cerrar cuando se les ha exigido que funcionaran en el marco de la normalidad legislativa habitual a otras empresas de países civilizados y respetuosos con su entorno natural y ciudadano.

La construcción de una nueva central térmica, actualmente parada, justificando que solo era una “adaptación y modernización” de la antigua, constituye uno de los más claros ejemplos de prevaricación administrativa –pero sólo uno más de muchos- que la ciudad de Huelva soporta con la candidez y pasotismo que la caracteriza. Otro más de los varios e innegables incumplimientos de los Acuerdos del 91.

Las “chatarras” que citas que estas empresas han dejado se refieren a un suelo completamente contaminado de cuya descontaminación pretenden exonerarse mediante sus ya conocidos trucos, que no son otra cosa que malversación de los hechos, diciendo que ellos no son responsables y pretendiendo solucionarlo con un simple “lavado de cara” y aportando una capita de tierra, algo así como volver a esconder la porquería debajo de la alfombra, lo mismo que pretende Fertiberia en las Balsas de Fosfoyesos.

¿Qué le parece el paso de José Fiscal por la Consejería de Medio Ambiente?

Sin conocerlo personalmente, en mi opinión, por actitudes y pronunciamientos que le he visto puede que sea el más honesto de los consejeros de Medio Ambiente que han pasado por la Junta, y digo esto porque algún otro de Huelva, como el Sr. Díaz Trillo, más bien debería avergonzarse de su famosa frase “La percepción de la contaminación en Huelva es más psicológica que real”, y otro como el Sr. Pezzi Cereto merecería estar en la cárcel por jugar con la salud de los onubenses al camuflar realidades de la contaminación en los peces de la Ría de Huelva y obligar a cambiar datos muy relevantes a una empresa contratada por su Consejería para un serio estudio sobre ese asunto, al no ajustarse a lo que le interesaba políticamente.

¿Es lógico que el vertedero de Nerva siga teniendo actividad después de que los ecologistas hayan pedido reiteradamente su cierre?

El depósito de seguridad de residuos peligrosos (mal llamado vertedero, aunque así figura hasta en el BOJA) es una instalación completamente necesaria para la provincia de Huelva, sea en Nerva o en cualquier otro lugar. Las empresas, desgraciadamente, no pueden conseguir lo que ellas mismas quisieran de “cero residuos” por razones obvias, aunque a todos nos gustaría. Mientras tanto, la gestión adecuada de los residuos peligrosos y su control ambiental es completamente necesaria, guste o no.

Los ecologistas deben saber y asumir que sin ese tipo de instalación, muchos residuos estarían vertiéndose de forma descontrolada, como precisamente se ha realizado anteriormente. De hecho, en Huelva la propia Consejería de Medio Ambiente y de la mano de su empresa EGMASA, ha incurrido en una manifiesta ilegalidad al constituir un auténtico vertedero de residuos peligrosos (Cesio 137 incluido accidentalmente) en la Zona 4 de las Balsas de Fosfoyesos en las Marismas de Mendaña, en lo que ha denominado CRI 9 (irónicamente acrónimo de Centro de Recuperación de Inertes), algo que no ha sido otra cosa que un magnífico negocio para algunos y que en realidad ha constituido un vertido ilegal de cientos de miles de toneladas de residuos peligrosos, que ahora están teniendo que ir a Nerva,pero que EGMASA ha tenido la gentileza de dejarnos como recuerdo unas cinco hectáreas sin cubrir con tierra y en las que pueden verse y medirse los residuos de Tioxide con el doble de fondo radiactivo que los fosfoyesos convencionales, además de haber reaccionado químicamente y presentar una llamativa alfombra amarilla de azufre de neoformación sobre un residuo teóricamente inertizado. Un ejemplo más de las realidades que se le ocultan a Huelva sobre las balsas, cuyo nombre real debiera ser: Balsas de Fosfoyesos, Residuos Peligrosos y Urbanos

Lo que no debiera ser admisible en el caso de Nerva, y la Administración podría y debería habérselo impuesto, es que se acepten residuos procedentes de fuera de la provincia (algunos muy lejanos), pero el hecho es que esa instalación está concebida como el negocio de una empresa privada, a la que le interesa recibir la mayor cantidad posible de residuos peligrosos, porque así crece su beneficio.