La subida del nivel del mar podría inundar Doñana en 2100

El nivel del mar aumentará al menos 43 centímetros de aquí a 2100 en el mejor de los casos si no se actúa frente al cambio climático, lo que impactará tanto a grandes ciudades costeras como a pequeños territorios insulares, según alerta el 'I Informe Especial sobre océano y la Criosfera en un Clima Cambiante' del Panel Internacional de Cambio Climático de la ONU, presentado este miércoles en Mónaco. En el peor de los escenarios, el aumento medio del nivel del mar alcanzará 84 centímetros.

El informe ha sido elaborado por 104 autores (31 mujeres y 73 hombres) de 36 países que han evaluado la bibiliografía científica y han citado, al menos 7.000 publicaciones científicas. El objetivo es que sirva de contribución científica fundamental para la comunidad internacional cuyos líderes se reunirán en la XXV Cumbre del Clima de Cambio Climático en diciembre en Chile.

Así, según La Razón, en Huelva se inundaría el Parque Nacional de Doñana, pero no sería la única zona de España que se vería afectada, según la publicación. En Andalucía también lo estarían localidades Algeciras y playas como Tarifa y Conil; Sevilla y Málaga. En el resto de España se verían afectadas Santa Cruz de Tenerife, que está a un metro de altura según el Centro Nacional de Información Geográfica, Bilbao, Alicante, Santander y Las Palmas, a 6 metros o menos del nivel del mar; y Barcelona, Valencia, San Sebastián y La Coruña, Betanzos; en Asturias: Valdés, Villaviciosa y Vega; en Cantabria: San Vicente de la Barquera, Pedreña y el Parque Nacional Marismas de Santoña; en Murcia: Águilas; en Pontevedra: A Fianteira y Rouxique; en Tarragona: el Delta del Ebro y en Valencia La Albufera.

El estudio presentado este miércoles revela que el cambio climático ha incrementado ya la frecuencia e intensidad de las inundaciones, el aumento del nivel del mar y la mayor pérdida de los glaciares y alerta de las graves consecuencias del calentamiento, que afectará a la disponibilidad de agua dulce y aumentará entre otras consecuencias y la recurrencia de los episodios de nivel del mar extremo, que hasta ahora se producían una vez cada cien años mientras que de aquí a 2050 alcanzarán una periodicidad anual.

Los científicos pronostican que si no se actúa los vientos y las precipitaciones asociados a los ciclones tropicales se agudizarán y provocarán estos episodios de nivel de mar extremo, al tiempo que aumentarán los riesgos extremos. "Si reducimos las emisiones drásticamente, las consecuencias para las personas y sus medios de subsistencia todavía constituirán todo un desafío, pero puede que sean más fáciles de gestionar para las personas más vulnerables, ha manifestado el presidente del IPCC, Hoesung Lee.

El informe del IPCC constata que la frecuencia de las olas de calor marinas se ha duplicado desde 1982 y que su intensidad no deja de crecer, pero añade que con un calentamiento de 2ºC, su frecuencia será 20 veces mayor que en la época preindustrial y, si las emisiones siguen aumentando, su frecuencia será hasta 50 veces mayor.

En la actualidad, el calentamiento global ya es de 1ºC respecto a los niveles preindustriales por las emisiones de gases de efecto invernadero pasadas y presentes y esto puede entrañar consecuencias "graves" para los ecosistemas y las personas.

En cuanto a la pérdida de hielo del Ártico, el IPCC expone que los valores mensuales de extensión del hielo marino disminuyen todos los meses del año y que su espesor no deja de menguar. El análisis considera que si el calentamiento global logra estabilizarse en 1,5ºC con respecto a los niveles preindustriales supondría que el hielo desaparecería del océano Ártico en el mes de septiembre solo una vez cada cien años, pero con un calentamiento de 2ºC esa circunstancia se podría producir cada tres años.

Las repercusiones afectarán a numerosos sectores y a la población, especialmente a las poblaciones del Ártico y de las regiones indígenas, que ya han ajustado sus patrones de desplazamiento y caza en función de la estación y de la seguridad de las condiciones de la tierra, el hielo y la nieve, mientras que algunas poblaciones costeras ya han previsto su relocalización.

"Puede que, para muchas personas, el mar abierto, el Ártico, la Antártida y las zonas de alta montaña parezcan muy distantes, pero dependemos de esas regiones que inciden directa e indirectamente en nuestras vidas de formas muy diversas, por ejemplo en lo concerniente al tiempo y el clima, al alimentación y el agua, la energía, el comercio, el transporte, las actividades de ocio y turísticas, la salud, el bienestar, la cultura y la identidad", ha manifestado Lee.

Aumento del nivel del mar

En cuanto al aumento del nivel del mar, los científicos han señalado que durante el siglo XX se ha elevado a escala mundial unos 15 centímetros, pero asegura que el ritmo actual se ha "más que duplicado", a un ritmo de 3,6 milímetros al año y que esto "no deja de acelerarse".

De ese modo, ha pronosticado que el nivel del mar seguirá subiendo "durante siglos". En concreto, advierte de que de aquí a 2100 el nivel del mar podría llegar a subir de 30 a 60 centímetros incluso aunque se logre una reducción drásticas de las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global se mantiene "muy por debajo de 2ºC", pero si las emisiones siguen aumentando "con fuerza", la subida del nivel de las aguas podría ser del orden de 60 a 110 centímetros.

De hecho, expone que los "extremadamente" elevados niveles del mar, que tienen una frecuencia de una vez cada cien años podrán golpear de forma habitual a muchas megaciudades y a pequeñas islas en 2050, incluso en un escenario de emisiones reducidas.

"En los últimos decenios, el nivel del mar ha subido cada vez más rápido a causa de las crecientes aportaciones de agua de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida, sin olvidar otros factores contribuyentes, como el agua procedente del deshielo de los glaciares y la expansión térmica del agua debida al aumento de su temperatura", ha manifestado la copresidenta del Grupo de Trabajo I del IPCC, Valerie Delmotte.