



Pablo Sycet el pasado verano en Gibraleón entre Aurora y Martina, nietas de Aurora
Tal día como hoy, el 25 de enero de hace 39 años, falleció con 39 años en este mismo Gibraleón que ahora me acoge Aurora Moreno Briz, la que sin duda ha sido la mujer más determinante de mi vida, dejando aparte a la que me trajo a este perro mundo y me repitió hasta el fin de sus días, cada vez que la ocasión lo requería, que «quien guarda, halla», como si este dicho no tuviera que estar supeditado al mundo material, sino abierto a otras dimensiones que nos permitan tener siempre presente vivencias y recuerdos de personas que dejaron tan profunda huella en nuestra vida que siempre estarán en ella, aunque ya no sigan transitando por este valle de lágrimas.
Sin el amparo de mi Aurora yo nunca hubiera volado a Nueva York, y más tarde a Alejandría, para inaugurar la exposición de ‘Jaime Gil de Biedma, según sentencia del tiempo’ (*), ni en estos días se estaría exhibiendo en la vitrina de ‘La gloria de los malditos’ (**) una de sus cartas manuscritas de los años 70, y por tanto yo no tendría tantas razones para seguir tan ilusionado a pesar de mis años, tan ilusionado por viajar hoy hasta Tavira para hacer realidad, otra vez más, la Feria Transfronteriza «por amor al arte», como reza en sus soportes de difusión: con mucho oficio pero ningún beneficio, porque el corazón mandará mientras yo tenga aliento.
(*) Jaime Gil de Biedma, según sentencia del tiempo. Biblioteca del Instituto Cervantes. Alejandría. Hasta 28.03.23.
(**) La gloria de los malditos’. Sede de la Fundación Olontia. Gibraleón. Hasta 21.05.23.