Siempre he defendido la necesidad de poner en marcha un Plan Estratégico para Huelva que cimente, recoja, vehículice y acompañe hasta su ejecución de forma sostenida y continúa, las necesidades de infraestructuras que tiene la provincia, algunas de las cuales ya se han priorizado con el consenso de todos por impulso de la Diputación de Huelva, y singularmente por su nuevo Presidente. Esto último a mi entender no es algo baladí, es de todos sabido y de común entendido, el talante sereno, dialogante y constructivo que tiene David Toscano, como nunca ha tenido esta institución hasta ahora, eso no debería dejarlo pasar Huelva, como no debemos renunciar a transformar los problemas en oportunidades enfrentándolos de forma inteligente desde la unidad de acción y las posibilidades que nos da la colaboración público privada que bien podría encarnase en una fundación. Málaga es un magnífico ejemplo y espejo en el que mirarse, los resultados están a la vista de todos y sustentados en datos.
Defiendo la necesidad de generar un espacio neutral, de negociación, diálogo, acuerdo y compromiso político entre todas las administraciones con diálogo también permanente con los actores implicados, pero a la vez de trabajo, coordinación y evaluación técnicas de las políticas públicas.
Estoy plenamente de acuerdo en que cada Gobierno tiene que cumplir sus compromisos, pero también en que sustituir el actual clima de confrontación por uno de diálogo, acuerdo, escucha activa y trabajo integral sostenido en la consecución de los objetivos compartidos, es mejor que lo hay hoy y está demostrado funciona.
Huelva no merece lo que sufre, la política, los partidos, las administraciones e instituciones, están al servicio de quienes las pagamos, los ciudadanos y ni son patrimonio de los políticos, ni herramientas en sí mismas para sí.
Requiere sin duda, audacia, valentía y compromiso. Audacia por que el diálogo y la negociación sustituyen a la imposición o la inacción y requiere ponerse de acuerdo con el adversario político en beneficio de los ciudadanos y del interés general. Valentía por que la tarea a veces supone ser persuasivo con tus compañeros de partido, en muchas ocasiones desconocedores y muy elevados de las necesidades y problemas que quieres solucionar y con los responsables del gobierno de turno con recursos limitados, prioridades marcadas y su propia lógica e inercia de funcionamiento, cuando no enfrentarse directamente, cuando se requiera, y hay que estar dispuesto a eso, por que algunas veces además de ser necesario es conveniente, no es apto para quien sólo aspiren a, renunciando a lo que son y representan, lo sacrifiquen todo siempre a su sostén. Y por último compromiso, por que hay que cumplir con lo pactado, con lo que se firma y presupuesta, ejecutándolo, no condicionado a fórmula de escapismo magnífica y recurrente para todo de “siempre que exista o sujeto a consignación presupuestaria”.
Huelva lo merece, los onubenses lo merecemos, las necesidades son muchas desde hace demasiado tiempo, las promesas innumerables como los olvidos, el agravio ha pasado de ser sentido a ser expresado, como lo es fundamentado en datos el impacto lacerante para nuestro desarrollo socioeconómico la inercia que sufrimos, humildemente y a mi entender, merece la pena intentarlo y el objetivo debe ser lograrlo.