Santana, el pintor del mar

(Texto: Álvaro de los Santos)

Es curioso, porque Enrique Santana y el mar son dos términos que suelen figurar, casi con total seguridad, en la misma frase. Y este fenómeno no es ni fortuito ni aleatorio, es más, la obra y carrera de este pintor se encuentra íntimamente ligada a las playas de La Antilla y Nueva Umbría.

Lepero de nacimiento, Enrique ha vivido a caballo entre Chicago y España durante más de 30 años. Reconoce que el secreto reside en la memoria.

Cada día caminaba desde su casa al estudio y le robaba a la mañana un puñado de minutos para contemplar el reflejo del lago, que servía de inspiración para sus cuadros.

Luego desde algún rincón de la memoria, afloraban sus recuerdos de su niñez en el que la playa de su pueblo siempre era la protagonista. Esta fusión quedaba plasmada en sus pinturas.

A sus 72 años presenta una exposición en Islantilla llamada “Tránsito de luz” que recoge a parte de sus océanos, concretamente en el salón de exposiciones de Ohtels.

En este espacio y de manera literal, todos sus mares levitan creando un paisaje único y enriquecedor para todos los sentidos.

Además, la Capilla de San Cristóbal de Lepe acoge desde el pasado día 4 una colección inspirada en paisajes urbanos que contrarresta el peso de la anterior muestra proclamándose como el ying de un yang casi perfecto. La exposición se encuentra abierta al público hasta el próximo 15 de Septiembre.