Una jarra de Picasso, en el Museo de Huelva

La sala 1 de Bellas Artes del Museo de Huelva acoge hasta el próximo mes de noviembre una jarra del artista andaluz Pablo Picasso, procedente del Museo de Málaga, que ha accedido a la solicitud de préstamo temporal de esta pieza de cerámica.

Dicho préstamo se produce dentro del programa de la Consejería de Cultura de la Junta "La obra invitada", cuyo fin es que los museos andaluces reciban durante un periodo una obra señera de otro museo de la comunidad, ha informado la Delegación del Gobierno en Huelva en un comunicado.

La jarra está realizada en cerámica vidriada y policromada y se data en 1954; presenta un esquema compositivo simétrico, con gris de fondo y la decoración mediante amplias líneas blancas que perfilan el cuello, la boca de la jarra y la zona próxima al asa, rayada en los mismos colores.

El cuerpo globular se decora en su frente con un búho, entre dos esquemáticos rostros de perfil, cuyo dibujo en línea negra se acentúa con amplias bandas blancas sobre las que incide el trazo.

La obra forma parte de una serie que realizó Picasso en Vallauris, localidad francesa de la Costa Azul donde vivió durante varios años.

Es una muestra de la etapa en la que se interesa por la cerámica y las posibilidades plásticas de sus producciones, un periodo que comienza en torno a 1945, cuando deja París y se instala en Vallauris, donde desarrollará nuevas facetas creativas en las que predomina la influencia mediterránea, con la que se sentía identificado por sus raíces malagueñas.

En 1947 Picasso comenzó a trabajar la cerámica en el taller de alfarería 'Madoura' con sus dueños, Suzanne y Georges Ramié, donde descubrió un nuevo terreno que marcaría su obra en los últimos años de su vida, en el que artista quedó profundamente seducido por esta expresión artística, que para él significaba vincularse con las tradiciones de las culturas milenarias.

En el taller Madoura, Picasso conocerá en 1952 a Jacqueline Roque Hutin, que será su pareja, musa y modelo hasta su muerte en 1973; uno de los lazos de unión de la relación entre ellos fue la cerámica, que Picasso siguió practicando todo el tiempo que vivieron juntos.

La huella de Jacqueline en la vida de Picasso aparece reflejada en su obra con pinturas, cerámicas y azulejos transformados para representar a su musa.