Cáncer de pulmón: el más mortal y de difícil detección

El cáncer de pulmón es tan agresivo que solo el 5% de sus pacientes sobreviven cuando se detecta en fase tardía. Si su diagnóstico ocurre en estadios más precoces —es decir, antes de los cinco años— la cifra de pacientes curados aumenta al 60%. 

Además de su enorme potencial metastásico y su rápida capacidad de expansión por vía linfática y sanguínea, su diagnóstico sigue ocurriendo, por lo general, en fases muy avanzadas de la enfermedad. Así, neumólogos como Antonio Pereira Vega —Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez de Huelva—trabajan incansablemente para encontrar una forma de bajar la mortalidad de la enfermedad que acaba con la vida de más de 23.000 personas en nuestro país cada año. 

Para cuando el cáncer de pulmón comienza a dar la cara con síntomas como la tos con sangre o el dolor de pecho, suele ser demasiado tarde: el paciente estaría en un estadio avanzado y habría poco que hacer. Con el objetivo de salvar más vidas nacen —en el año 2012— distintos proyectos por parte del Hospital Juan Ramón Jiménez y el Departamento de Química Analítica de la Universidad de Huelva (UHU).

Dos de ellos han sido presentados en el reciente Congreso Neumosur y han obtenido un gran reconocimiento. Pereira Vega es el investigador principal del estudio denominado “Diagnóstico precoz de cáncer de pulmón mediante metabolómica aplicada en muestras de suero previas a su diagnóstico clínico”, premiado a la mejor comunicación. 

Proyecto para el diagnóstico precoz del cáncer de pulmón

"Cuando empieza un cáncer,  las células cambian. Comienzan a dejar de morirse y se reproducen cada vez más rápido provocando un crecimiento descontrolado y cambiando las vías metabólicas de las personas". Así, en la fase inicial de la historia del cáncer, "ya hay alteraciones celulares que nos ponen en alerta sobre las modificaciones que están ocurriendo en el cuerpo", puntualiza Pereira.

El doctor Pereira y los profesores José Luis Gómez Ariza y Tamara García Barrera, catedráticos de Química Analítica de la Universidad de Huelva (UHU), llevan años estudiando si la metabolómica —huellas que dejan las células a través de sustancias del cuerpo, la sangre, orina y otros fluidos— podría aportar alguna pista a la hora de localizar el cáncer de pulmón antes de que se haya propagado.

En base a los estudios y artículos sobre la metabolómica, Pereira y sus compañeros de profesión comenzaron a analizar la forma de ayudarse de la misma para la detección precoz del cáncer de pulmón.

Los primeros pasos fueron escoger grupos de sujetos sanos y pacientes con cáncer para observar si los metabolitos eran iguales en ambos casos. "Vimos que eran claramente diferentes", cuenta el doctor. "La siguiente pregunta era obligada: había que estudiar cuáles eran los metabolitos que se diferenciaban entre los dos grupos de pacientes".

El proyecto interesó a muchos compañeros ("y amigos", enfatiza Antonio) de profesión en toda España, sumándose al mismo cuatro grandes hospitales del país y surgiendo así un estudio multicéntrico. La Clínica Universitaria de Navarra, Pamplona, Madrid, con el complejo hospitalario de referencia de Huelva y la Universidad como coordinadores, formarían el potente equipo con el objetivo de luchar contra la lacra del cáncer de pulmón. 

El estudio culminó con un trabajo en el que se determinaba que había once metabolitos que se podían diferenciar entre los pacientes con cáncer y los sanos. Se realizó un seguimiento a 1.500 personas que consistiría en extraer sangre cada año para, posteriormente, siete años más tarde, conocer cuantos pacientes habían desarrollado cáncer de pulmón. Hasta 38 personas tenían la enfermedad una vez finalizado el proyecto aunque no lo tenían en el inicio del mismo.

"¿De qué nos serviría esto? Tenemos muestras de siete años antes del diagnóstico de cáncer y podemos ver si podría indicarnos que el paciente lo desarrollará en los años posteriores". Así, se plantearon estudios con estos resultados preliminares donde los biomarcadores podrían dar pistas contundentes. 

El tabaco es uno de los factores de riesgo. En el caso de tener un paciente fumador de más de 20 paquetes al año y mayor de 50, hablamos de un paciente con posibilidades de desarrollar un cáncer. "El estudio, que consistiría en sacar sangre, nos indicaría si con ese paciente, que ya tiene riesgo de por sí, hay que tener especial cuidado".

Las muestras de sangre, procedimiento de lo más barato y sencillo, podrían determinar aquellas personas con las que hay que dar un siguiente paso: pacientes que precisan un TAC (Tomografía Axial Computarizada) y un seguimiento más cercano. 

"Hay gente que piensa en esto y tiene solidez. El mundo científico piensa que esto tiene validez". Para Antonio, las esperanzas de disminuir las muertes que deja el cáncer de pulmón son cada día mayores. "Paso a paso y con la ayuda de la Inteligencia Artificial y la aplicación del Big Data, la ciencia conseguirá dar el gran salto para combatir una enfermedad tan mortal", concluye Pereira.