(Firma: Antonio Suárez Candilejo)
El mundo al revés. Susana Díaz dice que ella es la candidata de las bases y que Espadas es el de Madrid, al que ya Ferraz habría ungido.
La precampaña hacia las primerias del día de San Antonio no ha hecho más que empezar y ya la militancia asiste atónita a la actitud hostil de ambos precandidatos, mientras que los otros dos, Luis Ángel Hierro, exdiputado, y un tal Manuel Pérez, de profesión médico y de procedencia granadina se contentan con unos segundos, si acaso, de presencia en los telediarios.
Que la lucha por el respaldo de la militancia va a ser a cara de perro a nadie le cabe la menor duda. Como tampoco cabe ninguna de que susanistas y espadistas van a sacar su artillería pesada para intentar salir victoriosos.
Todo ello conduce a pensar que es muy poco probable que el partido salga más unido tras el 13 de junio porque la herida de la división interna actual va a ser muy difícil de curar. Salga quien salga elegido en las urnas del puño y la rosa.
Mientras tanto, los tuiteros susanistas, más aventajados por el momento que los espadistas, se emplean a fondo en recordar que el alcalde de Sevilla ya estaba en esto de la política cuando Susana hacía su primera comunión. O que no se preocupa lo suficiente por los problemas de la ciudad.
No obstante, entre los dedicados a elogiar al candidato de Ferraz, su fiel escudero, el teniente de alcalde José Antonio Cabrera, que recuerda estos días en la red del pajarito cuando Espadas tuvo el privilegio de recibir al mismísimo Obama y ya de paso le da ánimos con el manoseado 'Yes, We Can'.
En la guerra abierta no sería nada extraño que los espadistas le recuerden a la todavía hoy lideresa cuando le dijo a los suyos en Ferraz "A este lo quiero muerto hoy", en alusión a Pedro Sánchez, o cuando le dijo a éste "Tu problema no soy yo, Pedro, tu problema eres tú, porque todos te han abandonado".
Mientras tanto, la militancia, de la que gran parte ubica a Susana y Espadas en el mismo perfil centrista, moderado e institucional, se pregunta si alguno de los cuatro precandidatos representa al ala más izquierdista del partido, ese que abanderó años atrás Sánchez y que, poco a poco, ha ido diluyéndose.