Lo de la Obregón

Antonio Suárez Candilejo

Al ser humano siempre se le ha dado bien eso de ponerse estupendo. Y dar lecciones de todo a todos. Con lo de Ana Obregón han salido en tromba quienes, sin el más mínimo reparo, le dicen a la actriz lo que tiene o no que hacer.

Llama la atención la poca o nula coherencia de muchos de quienes censuran la decisión de la también presentadora. Y es que rechazan eso de la gestación subrogada con la misma vehemencia que apoyan el aborto o la eutanasia.

En el caso de este tipo de gestaciones, con tantas aristas, opino lo mismo que con el aborto o la eutanasia: cada cuál es muy libre para decidir como lleva a cabo su gestación, si aborta o no o si solicita la prestación de ayuda para morir. Libertad y respeto por favor. Para todos.

Si es verdad que el hijo de Ana Obregón dejó esperma congelado antes de morir y entre sus últimos deseos estaba el de dejar descendencia tal vez habría que pararse un poco antes de censurar e insultar a quien ha hecho lo que ha hecho en un país donde puede hacerlo. Otra cosa bien distinta sería que lo hubiera realizado en España donde, como todos sabemos, es ilegal.

En cualquier caso, estemos en contra, a favor, o ni lo uno ni lo otro, de lo que ha hecho la Obregón, tenemos que agradecerle que haya abierto un melón y que haya puesto encima de la mesa un debate necesario sobre esta práctica. Y es que, no es la primera criatura -ni sería la última- que llega a España para quedarse tras haber nacido por gestación subrogada en el extranjero. Las cifras oficiales dicen que solo entre 2010 y 2020 llegaron más de 2.520 bebés nacidos por esta práctica en otros países.

Cierto es que la actriz que estudió para bióloga no ha parado de comercializar su propia vida, tanto las alegrías como las miserias, hasta convertirla en un burdo espectáculo pero, aún así, asusta la cacería mediática que se ha desatado contra ella.

La Obregón no ha hecho algo muy distinto de lo que hicieron en su día Nicole Kidman, Miguel Bosé, Jaime Cantizano, Elton John, Sharon Stone, Sarah Jessica Parker, Nick Jonas, Ricky Martin, Kim Kardashian y otros rostros menos conocidos. A ellos no se les juzgó ni se les linchó, a la actriz sí. A muchos de quienes ahora se rasgan las vestiduras les convendría salir, al menos, un ratito de la caverna. Al menos, eso, un ratito.