Afán de superación y cariño: cómo Carmelo del Toro consiguió hacer del arte de la cerámica su oficio

  • El taller de cerámica de Carmelo del Toro se encuentra en Villalba del Alcor.
Carmelo del Toro
photo_camera Carmelo del Toro

El retablo cerámico conmemorativo de la coronación canónica de la Virgen del Rocío, que reluce en la Parroquia de la Asunción de Almonte y que es observado por los expectantes ojos de más de un millón de personas al año, tiene unas medidas de 3x4 metros y cuenta con una virgen cuya imagen es, además, a tamaño real.

Con una composición ornamental de lo más compleja, no es de extrañar que el ceramista Carmelo del Toro, natural de Villalba del Alcor y con más de veinte años de trayectoria en este ancestral oficio, aún quede atónito cuando se topa con él cada año y le ronde en su cabeza una pregunta: “¿cómo he podido yo hacer esta obra?”.

Aunque del Toro guarda un cariño especial a todos sus trabajos porque reconoce que “hasta el más pequeño lleva parte de uno mismo”, afirma que hay dos que le dan sentido a su carrera. Una; el citado retablo, que le llevó más de un año de creación. Otro; el retablo con el que se decora el altar mayor de la Ermita del Santo de Valverde del Camino  y que cuenta con unas medidas de 55 metros cuadrados decorados en cerámica y más de 1.600 piezas.

Conseguir que todas las piezas sean homogéneas una vez que se observa en el altar y que los colores se vean idénticos son dos de las mayores dificultades con las que se topa el ceramista cuando realiza una de estas obras, que considera quizás, irrepetibles. “Trabajar sobre el esmalte de la cerámica es muy complicado porque no estás viendo el resultado de la obra hasta que no sale del horno. Los colores son muy cambiantes y muchos son parecidos pero ninguno es igual. Hasta que la pieza no acaba de hornearse, no sabrás si has conseguido los colores idóneos”.

Carmelo del Toro
Carmelo del Toro

¿Cómo comienzas en el mundo del arte y de la cerámica?

Siempre he tenido cualidades artísticas, desde el colegio. Antes de iniciarme en la cerámica he practicado otras técnicas artísticas como pintura al óleo, tela e incluso he pintado muchos abanicos. 

Se creó un taller de cerámica desde el Ayuntamiento de Villalba y preguntaron si había una persona con dichas cualidades a la que le pudiera interesar entrar para conocer el oficio, me lo comentaron y di el paso. 

Estamos hablando del año 1999. Entonces, entré como aprendiz en el taller de cerámica y esos fueron mis inicios. Comencé con cosas más sencillas, pero no tenía ningún concepto de la pintura en cerámica, fui aprendiendo y mi afán de superación hizo que en un corto periodo de tiempo pudiera trabajar la cerámica con soltura. 

Si tienes algún familiar y conoces el proceso de elaboración de un trabajo quizás puede ser algo más sencillo aprender, pero yo arranqué desde cero. No tenía ninguna noción de pintura, de óleos o de cerámica. 

Mi madre es modista y sí que he heredado algunas de sus aptitudes a la hora de hacer un trabajo como pueden ser la perfección, la pulcritud a la hora de hacer una terminación de un vestido, la paciencia o intentar superarse día a día. 

¿Qué tipos de obras son las más complejas en cerámica?

Hay trabajos muy exigentes dentro de la cerámica, por ejemplo, el retablo cerámico de imágenes. 

Representar una imagen en azulejos con una cierta calidad y resultado óptimo que agrade tanto a una hermandad como a un particular es el trabajo más complejo en la cerámica. Después hay obras que son más sencillas como unas letras, una cenefa, un rótulo de calle, que no tienen mucha exactitud en el trazo y te permiten más flexibilidad a la hora de hacer el trabajo.

En ocasiones la hermandad te presenta un boceto con el trabajo que desea, pero generalmente me dan libertad para que yo me exprese como quiera.

Háblame sobre tu trayectoria profesional.

Una vez que me había formado en el taller de cerámica, aprendí la técnica desde trabajos más simples hasta los más complejos y estuve en el taller desde 1999 hasta 2006. 

En ese momento, ya hacía trabajos eventuales en mi propia casa. Decidí independizarme y montar mi propio taller en Villalba, en el que sigo a día de hoy. 

Siempre he apostado por hacer las cosas bien. La mejor publicidad que puedes tener son tus propios trabajos. 

Retablo de la Virgen del Rocío

¿En qué se inspiran tus obras? ¿Qué temática tratan?

Tomo muchas referencias de los grandes maestros que ha tenido este gremio. Es una fuente de inspiración a la hora de interpretar o desarrollar los tonos pictóricos de trabajos y la idiosincrasia de la hermandad, más alegre o más sobria. 

Si se trata de una hermandad más seria, a la hora de desarrollar un trabajo no puedes jugar con muchas tonalidades de colores. En lo referente a la ornamentación, elegiré tonos ocres y un fondo más oscuro. Una especie de imitación damasco burdeos. 

Suele ser sobre temáticas religiosas, pero dentro del gremio de la cerámica hago de todo: rótulos, murales, placas de reconocimiento, entre otras muchas.

¿Con qué materiales trabajas?

Siempre trabajo sobre azulejos planos y no de relieve. Puedes jugar también a tamaños específicos y con distintas piezas. 

En el oficio de ceramista, la creatividad es crucial. Tienes que aprender a darle a esa imagen lo que la imagen requiere, desde símbolos hasta diseño que la realce.

Además, tienen que ser obras personales. Yo, por ejemplo, observando el trabajo de alguien y sin ver la firma, ya sé de quién es. Con la composición o por la policromía que tiene y las tonalidades de la obra sé si es de un autor u otro, eso significa tener un sello propio. 

¿Cómo te sientes cuando entregas o finalizas cada trabajo?

Siento una satisfacción enorme. En el caso del retablo de Almonte, cuando lo llevé y me quedé allí mientras que lo colocaban, ver la impresión del pueblo, de los vecinos que pasaban e iban viendo como iban poniendo los azulejos fue increíble.

Las dimensiones son enormes y la dificultad de esto reside en que cuando tú veas el trabajo, tienes que pensar que se ha hecho todo en el mismo día. Ahí hay infinidad de cocciones, has tenido que hacer distintos esmaltes, y es crucial que no se note ni un corte en las tonalidades. Una esquina la he hecho hoy y la otra la haré dentro de dos meses, por lo que igualar los tonos es una de las mayores dificultades. 

Son obras que quedan para siempre, para que lo disfruten las siguientes generaciones. El día que tenga nietos, ellos lo verán. Es un orgullo tener en los distintos sitios trabajos para el disfrute de la gente. 

¿Ha sido fácil ganarse la vida como ceramista?

Los inicios son muy difíciles porque es complejo crearte un nombre y que confíen en ti. Poco a poco, vas mejorando todos los aspectos del trabajo y todo lo que pueda beneficiar tu desarrollo como artista es fundamental.

Ahora ya el cliente llama a tu puerta, pero al principio tienes que ir tú llamando a las puertas. Después se junta también que este oficio no está del todo valorado ni reconocido porque cada persona que viene al taller y se entera del proceso de ejecución de una obra se echa las manos a la cabeza y le parece increíble.

Los trabajos artísticos requieren de muchas horas, tenemos que ajustar mucho los presupuestos para intentar tener más clientes porque te apetece hacer otros proyectos y no estamos muy valorados aunque hay personas que apuesten por ti. Los sectores artísticos, como el de ceramista, no se promocionan lo suficiente y puede ser que se vayan perdiendo.

¿Están invisibilizados los oficios relacionados con el arte?

Creo que sí. Yo a todo el mundo le abro las puertas porque es muy bonito dar a conocer todo el proceso de elaboración que tiene este trabajo artesanal. Todo lo hago a mano, los hornos son eléctricos hoy en día y los esmaltes se compran, pero después todo el proceso artesanal, desde el esmaltado, la limpieza, el perfilado y después retocarlo es un proceso completamente manual.

Es un oficio en el que nunca se deja de aprender.

¿Qué valores destacan en tu obra?

La paciencia es fundamental, es una virtud súper importante para la obra que se realiza, a la hora de las composiciones y estética de un trabajo también es muy importante hacer una decoración ornamental que enriquezca la imagen.

A mi particularmente me gusta que los colores tengan su peso, que sean un poco añejos, que no sean colores muy vivos ni muy llamativos. Que veas un trabajo y quizás sientas que retrocedes en el tiempo.

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