Manuel Barroso, candidato del PP a la alcaldía de Cartaya: "los niños y niñas de Cartaya merecen un espacio seguro"

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La primera promesa que le hizo a su madre el día antes de tomar posesión como alcalde fue que nunca le pondrían la cara colorada por su gestión política y profesional. Doce años más tarde, sigue asegurando que su único objetivo es trabajar por el crecimiento del pueblo de Cartaya. 

Para Manolo Barroso (44 años), tomar la decisión de volver a presentarse como alcalde de su pueblo ha sido una de las más difíciles de su vida. Más de un año de retirada política le hizo falta para recuperar su fe en la misma tras la moción de censura que lo apartó de la alcaldía de Cartaya. "Veía que la gente de mi partido no daba un paso adelante. Entonces, cogí a mi hijo mayor, fuimos a la sede y reformamos todo. Estuvimos los dos meses de verano pintando paredes, cambiando mobiliario y reformando el local. Había que empezar desde cero", cuenta al diario HuelvaHoy. 

Asegura que la política le ha dado más disgustos que alegrías. "La primera persona que atendí era de un negocio local de Cartaya. Vino con un trozo de una soga y me dijo que su única esperanza era que solucionáramos un pago que el ayuntamiento le debía o se ahorcaría al día siguiente. Deudas por todos lados, un ayuntamiento sin dinero y nosotros cobrando la mitad de la nómina", afirma el candidato. 

La infancia de los niños/as, revivir algunos de los edificios emblemáticos de la localidad o apostar por la formación deportiva son algunos de los proyectos por los que Barroso apuesta. "Una legislatura para un niño es su infancia entera. Los niños/as están perdiendo sus momentos de parque y es muy triste que la infraestructura esté como lo está ahora. En Cartaya tenemos tres parques enormes y los tres están para tirarlos". 

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¿Dónde vivió su infancia?

"Mi madre es de Barbate, mi padre es cartayero. Por la profesión de mi padre, —Guardia Civil—, lo destinaron a Huesca donde mi madre se quedó embarazada de mí. Tenían claro que querían tenerme en Andalucía, así que mi madre bajó a dar a luz en Cádiz. Cuando yo tenía once años, destinaron a mi padre al Cerro de Andévalo. Estuvimos allí un año y nos fuimos al Rompido. Después, mi padre entró en Cartaya y por fin nos instalamos. Llevo en Cartaya casi toda mi vida".

Cuando Barroso llegó a Cartaya, hablaba prácticamente aragonés. "La gente no me entendía y todavía me queda un poco de ese acento".  

Entonces, ¿qué es para usted Cartaya?

"Para mí es mi pueblo. Lo cierto es que he visto mucha mejoría en todos estos años, pero también se han perdido muchos edificios emblemáticos porque el PSOE tocó algunos lugares intocables como el mercado de abastos, el cual derruyeron para hacer un edificio moderno".

Le entristece pensar que el pueblo está perdiendo su esencia. "También tocaron la Plaza Redonda, donde jugábamos en la infancia, y quisieron hacer una plaza moderna con piedras de granito".

¿Por qué decidió entrar en política?

"Vinieron a buscarme cuando yo tenía 26 años porque estaba metido en muchos fregados: era costalero de una hermandad, estaba metido en balonmano profesional, había sido portero del Cartaya, campeón de fútbol sala y tenía premios de ajedrez". Su unión con la localidad atrajo la atención de los candidatos del momento, pero Barroso, con solo 26 años en aquel entonces, tenía claro que no quería entrar en política. 

"Cuando tenía 32, el mismo candidato que me vino a buscar quería arrebatarle la alcaldía al PSOE. Él iba de segundo y me ofreció ir el tercero o cuarto y así fue como empecé. Acabé siendo alcalde de Cartaya, hasta que en esta última legislatura me enfrenté a una moción de censura y perdí la alcaldía hace ya tres años", sentencia, abriendo paso a un largo silencio. 

"La política me la pintaron muy bonita y lo hubiera sido si no me hubiera encontrado lo que me encontré el primer día. Recuerdo estar muy ilusionado porque traía un proyecto de deporte muy potente para los más jóvenes. Pero claro, la primera persona que atendí yo era de un negocio local y me vino con un trozo de cuerda, con una soga para ahorcarse. Me dijo que la única esperanza que tenía era que solucionásemos un pago que el ayuntamiento le debía o se quitaría la vida".

"Era una ferretería que tenía en su propio garaje y el ayuntamiento le debía 120.000 euros. Hicimos una auditoría para ver cómo estaban las cuentas y nos llevamos una gran sorpresa: se debían 12 millones de euros en facturas, siete nóminas a los trabajadores, dos pagas extras, 9 millones en planes urbanísticos, entre otras muchas".

Según Barroso, todavía le recorre un sentimiento de angustia cuando recuerda la primera parte de su mandato. "Los dos primeros años lo pasé realmente mal. Llegaba un momento que iba a perder mi vivienda porque nosotros estábamos cobrando media nómina con tal de ponernos al día con los trabajadores municipales, pero nos llegaba el agua al cuello". 

“Mi economía personal estaba sufriendo y nadie te ayudaba. Hemos estado muy estancados porque en la Junta de Andalucía hemos tenido políticos que han hecho campaña en contra y yo, por ejemplo, no he llegado a conocer a ningún delegado de la Junta. No te atendía nadie por ser de otra marca".

"El PP atiende a todos por igual y eso se nota. Cuando cogí la alcaldía, ya tenía el respaldo de la Junta de Andalucía y descuelgas un teléfono y te lo ponen todo en bandeja. Empezamos a preparar proyectos, pero lo primero que hicimos fue sanear las cuentas tras el pufo que nos habían dejado". 

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¿Cómo finaliza su alcaldía?

"Llegó el COVID y el primer día laborable me hicieron una moción de censura. Lo pasé mal porque después de tanto trabajo empezábamos a ver la luz por fin".

El COVID-19 fue en Cartaya, como en el resto de los pueblos, devastador. "La gente estaba en colapso absoluto y tú te ves solo. Tuvimos que poner 2 psicólogas de apoyo a los ciudadanos/as y a los pocos días teníamos ya siete. Me llamaban de madrugada personas mayores y había que ir para allá para apoyarlas".

Saca su móvil y muestra una foto de sus hijos/as. "Yo tenía en mi casa a mi mujer con tres niños pequeños, uno de ellos había nacido hace solo siete días. Trabajé mucho y cuando empecé a ver la luz, me vino la moción de censura por una supuesta construcción ilegal por la que estaba imputado el candidato de los independientes". 

Tras esto, decidió refugiarse en sus amigos y familia. "Vi que en mi equipo no salía ningún líder y había que hacer algo. Nadie se movía si yo no me movía". 

¿Le ha decepcionado la política?

"Mucho. La gente, además de ponerte muchos obstáculos, te pueden defraudar. Yo sé que me he metido en política para trabajar, pero hay muchos que se aprovechan del dinero y confianza de la gente. Yo sé lo que cobro y sé hasta dónde puedo llegar en mi casa. También sé que puedo pagar una hipoteca pero no puedo pagar 10000 euros mensuales en un colegio para mis hijos. Es imposible, no me salen las cuentas”.

"Cuando tienes acceso a las cuentas, observas que la gente ha vivido muy bien a costa de los ciudadanos. Yo en mi vida he pagado algo diciendo que lo paga el ayuntamiento, no he tenido chófer jamás".

No puede prometer trabajo a nadie, aunque admite que trabajará duro para conseguir un aumento en la tasa de empleo. "Cuando llega la fecha de las elecciones, la gente se pone las pilas y en los últimos tres meses empiezan a encontrar empleo personas más necesitadas, se arreglan cosas y van acumulando votos, pero después tampoco hay nadie que se preocupe durante los siguientes cuatro años por la gestión del pueblo".

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¿Próximos proyectos en Cartaya? 

"Yo tengo mucha afinidad con los niños pequeños y siempre me han dicho en el pueblo que si los más pequeños votaran yo tendría mayoría absoluta. Intento enfocar todo a los niños, son primordiales para mí y durante mi mandato no he podido hacer lo que yo quería en lo referente a parques y jardines. Cuando entré en la alcaldía, formé la concejalía de parques y jardines exclusivamente para adecentar todos los parques. No me dio tiempo a ejecutarlo, pero para mí es primordial que los niños y niñas de Cartaya tengan su espacio seguro".

Barroso afirma que un aumento de la seguridad y la restauración de edificios emblemáticos de la localidad son imprescindibles para hacer que Cartaya avance. "El turismo del pueblo va como un tiro porque tenemos la joya de la corona que es el Rompido. Otra de las propuestas que tenía yo era la de restaurar el Convento Mercedario y adjudicar un parador en el centro del pueblo".  

¿Cómo ve Cartaya en un futuro?

"Espero que se recuperen muchas cosas. Por ejemplo, escuelas de deportes que el actual equipo de gobierno ha cerrado. Nosotros creamos una cantera de fútbol de 600 jugadores y ahora hay 200 y con restricciones. No le están dando cobertura y se están yendo a otras escuelas de la provincia. Hemos tenido deportistas muy buenos pero ahora el deporte se ha abandonado". 

¿La gente le muestra apoyo?

"Hubo un antes y un después entre cuando comencé en política y me veían como un niño joven hasta que cogí la responsabilidad de alcalde. La gente no me veía como buen gestor hasta que se han dado cuenta de que mi foco es mejorar el pueblo, aumentar la calidad de vida".

Según Barroso, su equipo es fuerte y diverso. "He elegido gente de todas las barriadas y también de etnia gitana. En mi equipo, hay desde grandes empresarios hasta ingenieras agrónomas. Para mí, es igual de importante el que vive en el centro del pueblo como en una barriada, el que mete 30.000 euros al mes en casa o 1000 euros".

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