Si te han contado algún truco express para perder la barriga en días o tu vecina/o te ha prescrito el último remedio mágico de dudosa evidencia científica, sentimos comunicar que no existen milagros. Así lo explica Yuni Alpizar Rodríguez, Técnico en Nutrición y Dietética de la Clínica Los Naranjos de Huelva. La experta aclara, no obstante, que sí existen tres pilares que inciden directamente en la reducción de la hinchazón y de la grasa del área abdominal: los hábitos alimentarios saludables, el deporte frecuente y el descanso.
Pero como nos encantan las listas y la información sintetizada para hacernos un mapa mental de las cosas, hemos seleccionado aquí las diez claves para tener un vientre más plano este verano según los consejos de la experta en nutrición y dietética. Eso sí, deben aplicarse durante todo el año.
1. Come sin el móvil
Comer de forma consciente y sin distracciones como la televisión o el móvil, hará que estamos más concentrados en el disfrute de la comida y, por tanto, comeremos más despacio. De esa forma, nos saciaremos antes.
2. Cocina todo a la plancha o al vapor
La forma en la que cocinemos los alimentos afecta directamente en la inflamación del organismo. Lo ideal es cocinar los alimentos a la plancha, al horno o al vapor y evitar freír los alimentos, porque resultará en una barriga más hinchada.
3. Consume más frutas y verduras
Las frutas y verduras sabemos que son una fuente natural de vitaminas y de minerales y, que además, aportan agua y fibra, dos elementos cruciales para mantener la forma en verano. Debemos aprovechar las frutas de temporada como los melocotones, las cerezas, el melón, la sandía, los nísperos, higos, peras o las uvas.
4. Cuida tu microbiota
Para evitar la inflamación, es importante cuidar la salud de nuestra microbiota. La microbiota es el conjunto de microorganismos o bacterias intestinales que viven en el intestino y es súper importante mantener unos niveles saludables y estables para el bienestar general del organismo. Podemos conseguirlo consumiendo alimentos probióticos o prebióticos como los plátanos, la cebolla, el ajo, la soja, los yogures, etc.
5. Duerme bien
El descanso puede influir también en tener un vientre más o menos plano. Como lees. Al no descansar bien, aumentan los niveles de cortisol y esta hormona influye directamente en la inflamación del cuerpo, así como en el metabolismo de la grasa y, por ende, puede traducirse en un vientre más voluminoso.
6. Bye, bye a procesados y azúcares
Según Yuni Alpizar Rodríguez en nuestra dieta -y en concreto en la búsqueda de un vientre plano- lo más acertado es mantener buenos hábitos alimentarios y seguir el patrón de nuestra conocidísima dieta mediterránea. Por contra, deberíamos evitar consumir alimentos procesados, los ricos en azúcares, los fritos o los que contengan grasas saturadas, como la demonizada bollería industrial o los refrescos con gas.
7. Las abuelas ya hacían apología de la dieta mediterránea
Esta dieta prioriza el consumo de frutas, verduras, legumbres y de proteínas como los huevos y el pescado. Por otro lado se modera el consumo de carne roja.
8. El té verde será tu mejor aliado para refrescarte
Aunque como explica la experta, la mejor bebida es el agua para manternos hidratados -y luchar por un vientre plano-, podemos darle un giro añadiendo unas rodajas de limón o naranja para darle un toque de sabor cítrico. Por su parte, el té y las infusiones en frío también pueden ser el refrigerio perfecto. Uno de los más diuréticos es el té verde. Simplemente prepara una infusión con té verde, añade hielos y dale dulzor con un edulcorante como la estevia.
Por el contrario, las bebidas alcohólicas como la cerveza y el tinto de verano provocan la inflamación del abdomen, y se recomienda reducir su consumo solo a días ocasionales.
9. Haz más ejercicios de fuerza que de cardio
El deporte acelera el metabolismo de forma natural y hace que se reduzca la inflamación. Los ejercicios de fuerza (como el crossfit, el remo...) aceleran muchísimo el metabolismo, fortalecen la musculatura y ayudan a la pérdida de grasa; son “mucho mejor que salir a andar o correr”, apunta la experta. Si tenemos que priorizar el tipo de deporte, este debería ser sin duda el de fuerza, y debe realizarse tres veces por semana. Eso sí, debemos complementarlo con cardio.
10. Aumenta el consumo de proteínas
Si priorizamos los ejercicios de fuerza, conviene aumentar la ingesta de proteínas en todas las comidas del día, tanto de origen animal (pavo, pollo, atún, salmón, anchoas, gambas, huevos, leche...) como de origen vegetal (garbanzos, lentejas, tofu, soja, semillas de chía, avena, cacahuetes, etc).