El catedrático Francisco Mora, en el Instituto Psicobiológico con la Dra. Mercedes García

Cerebro, aprendizaje y conducta: el momento de la Neuroeducación

Lamentablemente, el sistema educativo parece estar muy lejos de estar preparado para un cambio en el modelo pedagógico de esta envergadura. Así lo piensa el catedrático Francisco Mora, tal vez el principal defensor de la aplicación de las ciencias del cerebro a la enseñanza. Para el catedrático de Fisiología Humana (UCM) y doctor en Neurociencia (Oxford), hablar de la educación en el siglo XXII no es tanto apostar por las nuevas tecnologías, como quieren hacernos creer, sino precisamente “anclar esa educación en las ciencias del cerebro”.

La Neuroeducación, explicó el Dr. Mora en el Máster en Inteligencia emocional, Psicología positiva, Neurociencia, Ciencias de la Felicidad, el Bienestar y la Salud, es el verdadero reto de la enseñanza y la pedagogía. No se trata de aplicar la cultura ‘neuro’ a la educación, no es un simple prefijo para seguir una moda: “La nueva cultura –argumenta el catedrático– es la que se sustenta en la dimensión biológica del ser humano: somos pura biología, y todo lo que sentimos, creemos, pensamos y hacemos es producto del funcionamiento del cerebro”. Por eso, el catedrático insiste en que la nueva cultura se basa en “esa dimensión puramente biológica de toda persona”.

Al igual que el catedrático Rafael Bisquerra reclama un compromiso firme y una necesaria preparación de los docentes en Educación emocional para dotar a los niños y jóvenes de adecuadas habilidades socioemocionales, el Dr. Mora sostiene que la Neuroeducación requiere una formación específica de los profesores en Neurociencia. El catedrático lamenta que existen “potentes referentes en el mundo de la educación que afirman que es pronto para aplicar la Neuroeducación: yo pienso todo lo contrario”.

Francisco Mora es autor de la obra Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama (2013), donde expone los fundamentos del nuevo paradigma pedagógico basado en los conocimientos neurocientíficos. Una conocida frase del autor es aquella que reza que “intentar enseñar sin conocer cómo funciona el cerebro será algo así como intentar diseñar un guante sin antes haber visto una mano”.

Ventanas plásticas

Uno de los conceptos que propone el Dr. Francisco Mora es el de las denominadas ‘ventanas plásticas’, que podrían considerarse “periodos críticos” que favorecen aprendizajes concretos, en detrimento de otros. La ventana plástica más paradigmática, señala el catedrático, es el lenguaje. “Esta ventana para el niño se abre desde su nacimiento y llega a los siete años; si un ser humano no ha oído nunca hablar desde los 0 a los 7 años, no tendrá jamás el completo dominio del lenguaje”. De hecho, el propio doctor recomienda que el aprendizaje de la lectura-escritura se realice una vez cumplidos los siete años, cuando áreas como la corteza parietal posterior y la temporal superior, que son las implicadas en la lectura, están plenamente desarrolladas.

Por otro lado, la Neuroeducación sitúa la emoción como “pivote o referencia central del funcionamiento del cerebro”. “Precisamente, el primer código que tenemos al nacer es la emoción, el niño se mueve por parámetros emocionales, y detrás de esas emociones, se encuentra la supervivencia”, explica el Dr. Mora.

Un buen ejemplo de estos códigos emocionales es la imitación, inherente al desarrollo del niño desde su nacimiento, y es que “se trata de comunicación: el niño comienza imitando, y la imitación es pura emotividad, gestualidad, y ésa es la manera más fácil, segura y directa de aprender”. Francisco Mora argumenta que los códigos de imitación son durante los primeros años de vida las llaves del aprendizaje y la memoria, y son esos códigos los que trata de explotar la Neuroeducación para optimizar el desarrollo cerebral.

Un aprendizaje que se nutre de la curiosidad, de la atención, del juego, y que también favorece el pensamiento crítico, analítico y creativo. Respecto a la importancia del juego, Francisco Mora dice: “¿Qué es el juego? Es lo que yo llamo el disfraz del aprendizaje, es aprender con alegría; no es sino reforzar con placer las vías neuronales que hacen que te guste aprender y memorizar”.

El papel de las tecnologías

Aunque el Dr. Mora no duda del valor que tienen las nuevas tecnologías en la época que vivimos, también rompe una lanza a favor de la figura del maestro-profesor, indispensable para la formación de todo niño. “Con las nuevas tecnologías se habla de que todo recale en ellas, en los dispositivos electrónicos, y tenemos que decir categóricamente ‘no’ a que los robots u ordenadores enseñen o eduquen a los niños”, ya que “el contenido emocional no lo puede emular una máquina, y ni siquiera el último procesador de octava generación sabe qué es la emoción; simplemente, mimetizarán”.

El catedrático Francisco Mora ha sido una de las novedades en el Máster 2018-19 en Inteligencia emocional multidisciplinar y transversal del Instituto Psicobiológico, junto al prestigioso neurocientífico y catedrático Antonio Damasio. Mora , con más de 700 publicaciones, es asimismo Doctor en Medicina por la Universidad de Granada, ha sido profesor del Departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa (EEUU) y en la actualidad es profesor honorífico de Fisiología Humana en la Complutense. Además., es Doctor Honoris Causa por la Universidad Siglo 21 de Buenos Aires (Argentina).

Como ha destacado la directora del Instituto Psicobiológico, Dra. Mercedes García –en la imagen principal, junto al Dr. Mora–, ha sido todo un honor para el Máster en Inteligencia emocional, Psicología positiva, Neurociencia, Ciencias de la Felicidad, el Bienestar y la Salud contar con autores referentes como Antonio Damasio y Francisco Mora, y ha recalcado que el Instituto Psicobiológico siempre apostará por la excelencia en su formación multidisciplinar y transversal.


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