Es el título de una novela del realismo mágico galaico que Torrente Ballester escribió cuando era ya sexagenario, y que viene en estos días como el aceite a las espinacas, ya que en ese acápite hay mucho de lo que ha ocurrido y hemos visto en Cataluña con la saga de su prole independentista que ha protegido la huída y la fuga del ya fugado reincidente, que no se ha fugado sino que lo han fugado. Estos retruécanos son muy recurrentes en el libro del escritor gallego que, por cierto, él se refiere a J.B., José Bastida, pero nosotros le hemos cambiado las letras de la cabecera por lo de C.P., Carles Puigdemont.
A la fuga, está también el Gobierno de España, que le ofreció impunidad al de Waterloo a cambio de apoyo político. Clara muestra de que es un órgano ejecutivo sin convicción y sí con mucha ambición. Empezó con el escándalo de la Ley de Amnistía y terminó el curso político con otro escándalo, el del rompimiento de la caja común del Estado. Lo que ha ocasionado y provocado por esta actitud más otorgamientos, más desigualdad ciudadana y más desequilibrio territorial.
Y toda esta sarta de improperios viene determinadas por las políticas indeterminadas de Pedro Sánchez, que está abandonado a su suerte. Con el aliento de la justicia en el cogote por los indicios sospechosos de parte de su entorno más próximo. Y con la única pretensión de mantenerse en Moncloa al precio que sea. Lo que ocurre es que el precio de ese coste lo pagamos todos los españoles. En el palacio que está en el lugar del famoso cuadro de Goya no hay un dirigente, hay un inquilino.
Hemos hecho el ridículo en todo el mundo. Se ha dado una imagen de ineficacia y descontrol. Una euroorden de busca y captura en curso y no se ha detenido al sujeto del delito. Ahora, poco le podemos exigir a otros países para que la ejecuten, si ha estado públicamente en el nuestro, ha hecho un discurso desde un atril en el arco del triunfo, y se ha marchado de la misma forma que vino, es decir, como Perico por su casa. Hemos perdido ante terceros países la credibilidad y la confianza, y se intenta paliar señalando a los mossos, cuando todo el mundo sabe que esto responde a una decisión política. Como dicen en mi tierra, le han echado la culpa al empedrao.
Si subastas tus principios y valores por permanecer más tiempo en la Moncloa, pasan estas cosas, y mucho más que estamos viendo y padeciendo. Pedro Sánchez es una persona que no se conoce mucho a sí mismo, porque entonces dejaría de saludarse. Él es más, como decía Julio Camba, un extranjero de sí mismo, al que visita muy de tarde en tarde. De esta manera no percibe ni sus oscuridades ni sus miserias, por el contrario potencia en todo momento lo que él cree que son sus brillos y luminosidades. Vamos, puro y duro egocentrismo. Pero todo esto lo saben muy bien hasta los de su partido.
Asistimos a un auténtico no gobierno. Lo peor es que todo esto nos afecta a todos. Porque estamos ante un presidente que no negocia con los catalanes, sino que les concede todo lo que pide. Si piden amnistía, se la otorgan. Si solicitan la llave de la caja, también. Si se les antoja la gestión de los rodalies, ahí los llevas y así todo seguido.
Pedro Sánchez es un auténtico chollo para los comunistas, los batasunos y los independentistas catalanes. Aún así, sus socios les han minado todo el campo porque les fallan en casi todo las leyes que presenta en el Congreso. Nosotros, desde el grupo popular, hemos aprobado más iniciativas que el partido socialista. En esta guisa se les ha caído la ley de extranjería o no han aprobado el techo de gasto. Todo esto les puede llevar a prorrogar el presupuesto por segunda vez consecutiva lo que supone un auténtico despropósito para el futuro desarrollo de nuestro país.
Siempre me han gustado mucho los escritores gallegos. Cela, Rosalía de Castro, Cunqueiro, Emilia Pardo Bazán, entre otros, son autores que han aportado mucho a nuestra literatura. Gonzalo Torrente Ballester escribió una novela intemporal que la fuga de Puigdemont ha convertido en temporal. Es un libro de unas setecientas páginas, de lectura dura, sin signos de puntuación, y con un argumento enmarañado, enrevesado y barroco. De difícil entendimiento pero si le echas cuarto y mitad de voluntad y consigues pasar las primeras seiscientas páginas, todo empieza a fluir bien. En el texto aparece un pueblo, Castroforte del Baralla, que levita. Hay leyendas, mitos, laberintos, líos, marea verbal desorbitada, y mucho más. A mi todo esto me suena a la mágica desaparición de Puigdemont. Esta saga/fuga tiene mucho que ver con la forma de fugarse del de Waterloo, pero si Pedro Sánchez ha intentado construir a su favor el relato de esta huida y engañar a los españoles, que no se de por satisfecho, porque no lo ha conseguido.
Manuel García Félix
Alcalde de La Palma del Condado
Diputado del PP en las Cortes Generales por la provincia de Huelva